Permanece todo el año verde, con las hojas esparcidas.
Sus pequeñas flores blancas se agrupan en ramilletes axilares.
El fruto es una drupa que al madurar se vuelve de color negro.
Se cría entre los matorrales, en los bosques poco espesos, setos, etc, de la mayor parte de nuestra península, generalmente acompañando a la encina.
Los pueblos nórdicos fueron los primeros en descubrir sus propiedades terapéuticas, con la preparación de una mermelada de efectos purgantes.
El arbusto florece al comenzar la primavera, madurando sus frutos en verano.
Para uso medicinal se recolectan los frutos sanos y bien maduros.
Este fruto es globuloso, rojizo y un poco carnoso, con tres departamentos en su interior; si se masca, la saliva se tiñe de amarillo.
Se debe poner a secar sobre cañizos a la sombra y con buena ventilación, o bien en secadero sin superar los 45ºC.
Contiene antraquinonas, flavonas, pectina y otras sustancias.
La medicina popular lo que más ha aprovechado es el efectos purgante de sus frutos.
Pero hay que tener mucho cuidado con las dosis que se administran, ya que estos frutos pueden irritar las mucosas hasta el punto de provocar hemorragias.
En cuanto a las hojas, se sabe que tienen un efecto astringente muy marcado.
Conviene hacer una observación para no confundir la planta: entre las grietas de las rocas calcáreas, desde Cataluña hasta Andalucía, se cría una variedad de aladierna de pequeñas dimensiones, pero a menudo con una cepa gruesa; las ramas aplicadas sobre la peña, con corteza rugosa y de color cenizo, las hojas menudas.
Esta planta -aunque pueda confundirse muy fácilmente- no es el aladierno sino la carrasquilla, llamada también agracejo, cuyo efecto más conocido es el ser depurativo de la sangre.
.- Gargarismos. Para hacer gargarismos astringentes se prepara un cocimiento con 30 gr. de hojas de aladierna que se hierven durante 10 minutos en 1 litro de agua.
Se recomienda hacer gárgaras cada hora, una vez que el cocimiento esté templado.
Es muy empleada en anginas e irritaciones de garganta.
.- Jarabe. Con los frutos se prepara un jarabe de uso infantil.
Se suele administrar 3 veces al día, después de las comidas.
.- Maceración. Dos cucharadas de frutos por cada taza de agua.
Se dejan macerar en frío durante ocho horas y se toma en ayunas o al caer la tarde.
Recordamos la necesidad de controlar bien la dosis, por las posibles irritaciones de las mucosas que puede provocar.
Asimismo, conviene tener presente que las sustancias laxantes y purgantes solo deben tomarse durante un tiempo determinado, ya que a la larga todas producen acostumbramiento y acaban por estropear el proceso natural de la defecación.
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