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El acanto es una hierba gigante perteneciente a la familia de las acantáceas; tiene una forma graciosa, elegante y muy armoniosa. 
Posee unas bonitas hojas grandes reunidas en una mata, con la punta rizada hacia abajo. 
Cada mata da lugar a una larga espiga, erecta y recubierta de pequeñas hojas espinosas, de cuyas axilas salen las flores, con pétalos de color amarillo pálido. 
Se cría en torrentes y zonas sombrías, húmedas en invierno. 
En España es relativamente fácil encontrarlo por cualquier lugar, sobre todo en las regiones centromeridionales del país. 
Florece a partir del mes de mayo, secándose totalmente en verano. 
Luego con las lluvias vuelve a renacer y pasa todo el invierno vegetando. 
De la recolección interesan las hojas, que se deben recoger y poner a secar a la sombra o en secadero, a temperaturas no muy elevadas. 
De esta familia en nuestro país solo se da esta especie, por lo que es difícil confundirse al ir a buscarla. 
Además, su belleza es muy singular. 
Cuenta la leyenda que el célebre escultor y arquitecto de Corinto, Calímaco, se inspiró en la planta del acanto cuando creó el capitel corintio. 
Toda la planta, desde las raíces a las flores, segrega un líquido viscoso de propiedades emolientes, astringentes y detergentes muy eficaces. 
En realidad, la composición de la planta no se conoce en profundidad. 
Se sabe que contiene abundante mucílago, taninos, glúcidos, sales minerales y algún principio amargo. 
De lo que no cabe duda es de que se trata de una planta con propiedades emolientes, esto es, que tiene la capacidad de ablandar tejidos y tumores. 
También se le atribuyen otras virtudes como astringente, antidiarreico y expectorante. 
Está indicado en diarreas, bronquitis, catarros, problemas de hígado y en uso externo en estomatitis, faringitis y vaginitis. 
  • Decocción. Se hierven 100 g. de agua con 10 g. de hojas de acanto, y con el líquido obtenido se practican pinceladas sobre aquellas partes inflamadas de la boca. Si se mantiene un poco más en agua hirviendo y se filtra posteriormente a través de un pedazo de tela de lino, esta preparación se puede utilizar para hacer gargarismos en caso de inflamación de garganta. 
  •  Infusión. Poniendo 1 g. de raíces y hojas secas en una taza de agua hirviendo, se obtiene un excelente astringente y cicatrizante de heridas. El lavado se debe hacer justo antes de poner el vendaje, y es conveniente repetirlo un par de veces al día.                                                    

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